jueves, 5 de diciembre de 2013

EL #DIADELVINO (RABO DE TERNERA GUISADO AL VINO TINTO)

Para los que no lo sepan, los “días de” son un una especie de acuerdo gastrobloguero en el que se decide cocinar algo el mismo día. Es bastante divertido y de alguna manera te hace sentir parte de la comunidad cocinillas (que es un poco rara, las cosas como son). Así de memoria, creo que sólo he participado en el de la #megagalleta y en el de la #ensalada.

Yo no soy muy de sumarme a estas cosas. No es por esnobismo ni por un supuesto afán de ir por libre. Tiene más que ver con que bastante lío tiene uno con el día a día (y más este curso, que he vuelto a la escuela con mi cartera y mi plumier) y con la enorme lista de cosas que quiere cocinar.

Sin embrago, cuando Graci –creo recordar que la instigadora fue ella- nos dijo que el 5-D era el día del vino y que podríamos celebrarlo todos juntos me pareció genial por muchos motivos. Por una parte, me gusta el vino, aunque no sea un experto para nada. Apenas soy capaz de saber si un vino me gusta o no, pero la verdad es que suelo tener en casa unas cuantas botellas (de las que solemos dar cuenta con alegría Mme. Cocotte, el primo Bonnechance y yo, para qué engañarnos). También es verdad que père Cocotte hace vino en la casa del pueblo. Y el abuelo Cocotte también lo hacía, y antes de él… No sé hasta cuándo se remontará la tradición, pero me gustaría ser el próximo, la verdad. Siempre digo que la cerveza, pero sería más sencillo para mí hacer vino porque de alguna manera ya conozco muchos de los procesos. Y por último, pero no menos importante, vivo en un país -y en una región- con una enorme tradición vinícola. Y como es un día para celebrar, pues eso. Que me apetecía hacerlo.

Además, la gente de la DO Valdepeñas tuvo el detalle de apuntarse (me temo que aquí la insistencia de Graci ha debido ser determinante) y ha estado mandando botellas de vino a saco. La idea era que la gente cocinase cosas que se llevasen bien con el vino. Y yo elegí vino tinto porque mi idea era hacer algo a lo que le tenía muchas ganas: rabo de toro (bueno, diremos de ternera, que no le he hecho una prueba de ADN) guisado en vino. Y como dice el señor Larousse que la mejor manera de marida un vino con un plato es –más allá de las normas básicas- es cocinar con ese mismo vino, me he visto obligado a comprar otra botella de Valdepeñas para deslizársela a la chicha. Esto del blog me sale carísimo.

En fin, la cosa es que como además todo esto del #diadelvino me coincide con las “dos semanas horribles de exámenes que te cagas, dos”, y aunque he empezado a hacerlo esta mañana, no lo he podido acabar aún y será la comida de mañana. Pero de todas maneras quería participar, así que hoy os dejo la receta –que es del cocinero con más garrote que existe- y mañana os pongo la foto. Si no me lo como todo antes, claro, porque tiene una pintaza tremenda. Mientras tanto, os tendréis que conformar con esa de ahí arriba que he robado de internet #noesrobarsinotepillan

Por cierto, que no se me olvide. He disfrutado muchísimo haciéndolo. Es un guisote de los de a fuego lento-lento 4 horas y luego haz todas esas cosas más. Mañana lo pienso disfrutar y me acordaré de vosotros. Desde el cariño, por supuesto.

[Edito: después de haberlo comido hoy, seisdeldocedeldosmiltrece, sólo puedo decir: gracias, Diox, por haber creado las uvas y a las vacas con su rabito, como las pasas. Amén. Esto está buenísimo con letras de latón recién bruñidas. Lo único es saber con qué va mejor: con un (buen) puré de patatas, con esas mismas pero fritas (así ha sido hoy), con cuscús, con… Bueno, habrá que ir repitiendo y probando. En serio, ha sido de esas veces que cocinas y tienes una revelación Esto es una cumbre].


RABO DE TERNERA GUISADO AL VINO TINTO

Dificultad: largo como una eterna tarde de domingo, pero no difícil. grado de dificultad.

Ingredientes:
  • 2 rabos de vaca partidos en trozos por sus juntas.
  • 1 botella de vino tinto.
  • 1 zanahoria.
  • 2 cebolletas.
  • 8 dientes de ajo enteros.
  • 1 trozo hermoso de mantequilla (¿acaso no lo son todos?).
  • 3 litros de agua.
  • 1 pastilla de caldo de carne.
  • Aceite de oliva.
  • Sal.
Preparación:

1 Sazonamos los trozos de rabo y los salteamos por tandas en una pizca de aceite de oliva hasta que se doren.

2 Reservamos los trozos de rabo y tiramos el aceite, ya que suele quemarse.

3 Añadimos una pizca más de aceite limpio y en el mismo fondo, para recuperar los jugos adheridos, a fuego más bien suave, cocinamos todas las verduras troceadas en pedazos hermosos. (Este párrafo es pura poesía).

4 Las dejamos 20 minutos y las sazonamos, sin dejar de darles vueltas. Introducimos los pedazos de rabo junto con el jugo que hayan podido soltar, el vino, el agua y la pastilla de caldo, sazonando una vez más ligeramente.

5 Tapar y dejar que hierva a fuego muy lento hasta que la carne esté muy tierna y se despegue fácilmente del hueso pero sin que se deshaga. Lo que vienen a ser tres horas y media o cuatro al chup-chup cochinero.

6 Después de esto, abrimos la olla y retiramos los trozos de carne del caldo. Colamos éste último y lo dejamos reducir a fuego lento hasta dejarlo en un litro aproximadamente. Incorporamos la mantequilla en trozos pequeños y volvemos a introducir el rabo (esta frase se las trae, ¿eh?) y continuamos su cocción unos 50 minutos más a fuego muy lento, de manera que la carne se vaya abrillantando y la salsa espesándose.

“Es importante reseñar que este guiso, como muchos otros de carne, hay que llevarlo a cabo manteniendo el punto de ebullición muy bajo, para que apenas se perciba un leve borboteo. Sólo así se mantendrá la melosidad de la carne”. Lo que os digo, poesía.

lunes, 25 de noviembre de 2013

SOBRE CIFRAS REDONDAS Y COSAS ASÍ (UN CONCURSO, HOYGAN!!!)

El típico ejemplo de comida redonda. Y de diseño gráfico hecho con un compás.

Como sabréis los que seguís (qué poco me gusta el término) a M. Cocotte por féisbuc o twister, el otro día el blog llegó a las 180000 visitas. Da subidón saber que hay tanta gente que lee esto. Y más aún, que incluso lo sigue con cierta regularidad, lo que teniendo en cuenta lo irregular que soy yo es un mérito. Como me parecen un montón de visitas (casi el doble de habitantes que tiene la ciudad en la que vivo), me ha parecido buena idea hacer un concurso. Así participáis, nos reímos un poco y uno de vosotros se lleva un premio. No está mal, ¿no?


El premio lo pone Ibili. Desde el día en que descubrí su cuenta en twitter hemos tenido buena sintonía y la verdad es que se han enrollado bastante. Simplemente les conté lo que quería hacer y ellos me ofrecieron unos regalitos para vosotros que no están nada mal: Dos sartenes ecológicas, un guardatomates, un guardacebollas y y un guardalimones (¿será una solución a lo de convivir con el típico limón seco en nuestras neveras?), un embudo especialmente diseñado para el reciclaje de aceite que es LO MÁS, un prensalatas para las de refrescos (porque yo sé que vosotros no sois de tener sesenta latas de cerveza en casa, que lo sé yo) y un eliminagrasas que sirve para quitar el aceitazo de esos guisos que os manda la suegra en un tupper del chino.

Para que hos hagáis una dea, éstos son los premios del concurso:



Como veréis, van muy en la línea de cocinar en casa y un poco hilando con el tema de la entrada del calendario de productos de otoño.

Además, han tenido el buen gusto de no pedirme a cambio nada en el sentido de: “di esto de nosotros”, publica tantas entradas, pon un enlace a nuestra web… Y por eso mismo he decidido hacerlo.

Me alegro de que sean ellos los que patrocinen el concurso por varios motivos:

1.- Uso sus productos habitualmente (así -de memoria- tengo en la rasqueta del pan, la manga pastelera, moldes de silicona, las tablitas niveladoras para amasar galletas –geniales, porque son de plástico y se meten en el lavavajillas-, un montón de cortapastas, sellos para hacer galletas con relieve, el termómetro de horno –este es de Lacor, que es la parte “para profesionales” de la empresa-,… Y seguro que si voy y miro hay más). Y me parecen buenos, claro. Algunos como el embudo para el aceite me parecen simplemente geniales. Ese me lo compro en cuanto lo vea.

2.- Es fácil encontrarlos porque distribuyen a ferreterías, supermercados y sitios así de reales. No hace falta que los compréis por Internet (yo mismo no soy muy de comprar así) y te los manden desde el quinto pino. Lo tienes en tu barrio, seguro (si lo tengo yo…). Los miras, los tocas y si te convencen te los compras. Y,

3.- Son de aquí. De Bergara, pasa ser concreto. Tienen unos robots geniales con los que hacen sartenes y soy muy fan de los robots, así en general. (Ahora en serio, prometo preguntar cuántas cosas fabrican aquí y cuantas fuera de España). Ah y Aitziber –la responsable de que os llegue el premio- tiene un corte de pelo fascinante. Muy loco. Lo podéis ver en este enlace XD.

En cuanto al concurso en sí, se nos ha ocurrido -no hablo en plural mayestático, es que se nos ocurrió a Mme. Cocotte y a mí- que al hilo de la conjunción astral de cifras redondas (180000 visitas en el blog y 2700 seguidores en twitter), sea sobre de comida redonda (somos pura chispa, lo sé). Vosotros nos decís cuál es vuestra receta más redonda –real o metafóricamente hablando- y los miembros de la familia Cocotte evaluaremos las respuestas y emitiremos un fallo inapelable. Me gusta, porque suena a cosa seria y antigua.

La cosa va a funcionar así:


BASES DEL PRIMER CONCURSO DE RECETAS REDONDAS


1.- Dinos cuál es la tu receta más redonda ya sea física o metafóricamente hablando. Mándamos la receta junto con una explicación de por qué lo es (con un poco de gracia, no me vayas a decir: "a mis suegro le gusta mucho" y ya está) junto con una foto -para que podamos poner algo en la entrada del viernes- al email del blog: monsieurcocotte@gmail.com. No hace falta que le des al “me gusta” ni que te hagas seguidor ni nada. Eso es cosa tuya. Si tienes un blog, basta con que nos envíes un enlace a tu entrada y ya te robamos la foto nosotros. Total, te la van a mangar tarde o temprano…

2.- La fecha límite de envío serán las 23:59:59 del 28 de noviembre de 2013. En algún momento hay que cortar.

3.- El Gran Jurado del Primer Concurso de Recetas Redondas estará formado por Mme. Cocotte, M. Cocotte y frère Cocotte si somos capaces de liarle. En ningún caso formarán parte del jurado Valentina y Rodolfo, nuestros periquitos, porque su criterio gastronómico es bastante errático.

4.- El fallo del Gran Jurado se hará público el viernes, 29 de noviembre, por la mañana. Por supuestísimo, será inapelable. Anda que no mola lo del absolutismo.

5.- El único ganador se llevará el lote de productos de menaje Ibili mencionado arriba.

Espero que os guste y que os animéis a participar. Un abrazo gordo. Al lío.

viernes, 22 de noviembre de 2013

EL LIBRO DE SANDEEA

Anda que no mola no tener que hacer fotos para una entrada.

Un día estás respondiendo a los colegas en el facebook, escribiendo tontás en el twister, jugando al Angry Birds Star Wars II, leyendo blogs… Vamos, lo normal, dejando pasar el tiempo con tus chorradas, cuando alguien –más bien Sandra Mangas, aunque en casa la conocemos más por @SandeeA- te manda un mensaje y te pide tu dirección.

Al principio piensas que lo mismo es para hacerte un Bin Laden (aprovecho para saludar al becario de la CIA al que le ha tocado leer esta entrada), pero después decides confiar en el género humano y te dices: “p’adelante, Cocotte”, porque yo me llamo Cocotte en la intimidad cuando pienso en comida, y se la pasas. Y acto seguido te levantas a mirar si la verja de la maison sigue custodiada por nuestros siete rottweilers ligeramente hambrientos, claro.

Sandra es una amiga. Amiga de Internet afortunadamente, porque si viviésemos en la misma ciudad lo nuestro sería insufrible -que si mis galletas son mejores, que si me has copiado la crema de berros,… la típica competitividad entre cocineros caseros, ya se sabe-, pero buena amiga y buena gente. Además, ambos somos fanses de El Comidista y participamos en esa especie de grupo de apoyo a Mónica y a Mikel que es el grupo de las enfervorizadas, enfervs para los amigos. Para más inri, ella es la “MEgaP(residenta)” y yo “El Creador”. Vamos, que yo tan sólo tuve la idea fliz de darle a un botón y administro el grupo, que aunque esté formado por un buen montón de gente maja y talentosa –y a la vez bastante perturbada, para qué engañarnos- prácticamente se administra sólo. Da gusto. Ah, también lleva un blog. Lo mismo lo conocéis y todo: La receta de la felicidad.

Todo el rollo anterior es para avisar de que puede que no sea totalmente objetivo, pero si quisierais eso estaríais leyendo el “Larousse Gastronomique” u otra cosa seria, y no este (MAGNÍFICO) blog, supongo.

El libro me llegó unos días después a través de Amazon. Muy bien envuelto, protegidito y eso. Con su dedicatoria y todo, aunque no firmado. Eso me lo tuve que ganar yo yendo al Apocalipsis Maleni, pero eso lo colgaré en el fb de M. Cocotte como contenido exclusivo (sinergia!). Lo digo por si sois como yo y (casi) no compráis por Internet.

Como os decía, Sandra tiene uno de los blogs de cocina/comida/recetas más conocidos de Ejpaña. (¡Que fue el Premio Bitácoras 2012, despistaos!). Y los que le quedan, espero. Personalmente, me gustan muchas cosas de él. Cierto que su diseño es demasiado cuqui para mí, con sus topitos, sus colores pastel y esas maderitas por todas partes, pero hay que reconocer que las fotos son buenas tirando a muy buenas (me mata la envidia, maldita sea), que Sandra te contagia su buen humor en cuanto empiezas a leer y –lo más importante- que bajo esa presentación cuidada y “mona” sólo encuentras ingredientes sanos, comida de verdad y buenas ideas para hacer que eso que comes se convierta en algo divertido y sorprendente. Ni un frosting, ni un icing ni una goma xantana… Por si eso no fuese suficiente, encima es MUY creativa y sabe darle una vuelta a recetas de toda la vida (a ver si va a venir ahora alguien a inventar las galletas de mantequilla, la tortilla de patatas o la crema de calabaza) que con su toque –indudablemente lo tiene- parecen nuevas. Y si no, mirad los éclairs que acaba de compartir. Es lo que más admiro de ella #yoconfieso Y lo que más odio, es que saca la Bree Van De Kamp que hay en mí. Sí, todos tenemos nuestros secretos.


YO HE VENIDO A HABLAR DE MI LIBRO, DIGO DEL SUYO
El libro en sí me gustó mucho desde el primer momento. Es una edición muy cuidada. Ya sé. Parece un comentario un poco así. Pero es que cuando lo tienes en las manos por primera piensa: "qué bonito le ha salido, el jodío libro". Creo que me explico. Es en un segundo vistazo cuando caes en lo todo lo demás, pero primero ves todas esas presentaciones sorprendentes y te quedas loco. Son 176 páginas llenas de buenas recetas -ojo, que muchas (la mayoría de mis preferidas, por lo que veo) son nuevas y no aparecen el en blog- y buenas fotos, con algunos momentos de pornfood del bueno. Está editado en tapa dura, que es como creo que se deberían editar los libros de cocina por ley. Que luego hay que usarlos y con esto de la superfuerza doblo las pastas, coñe.

En cuanto a estructura, el libro comienza con una pequeña sección con consejos y otra sobre herramientas e ingredientes básicos. Luego viene una de recetas dulces y otra, algo más corta pero muy interesante para mi gusto, de recetas saladas. El libro acaba con un índice por ingredientes, una recomendación de tiendas (sobre todo sitios web) donde encontrar las cosas más raras como el papel de azúcar utilizado en la decoración de algunas galletas y los agradecimientos. Yo hubiese añadido un índice de recetas como tal, pero eso para la segunda edición.

Cuesta 16.90€ en librería física y algunos céntimos menos en sitios como Amazon o La Casa del Libro.


MI TOPTÍN DE RECETAS SANDEESCAS:
Como "para muestra, un boton" estas son las 10 recetas que más me gustan del libro, (las que no tienen enlace solo se encuentran en papel):

1.- Cheesecake cookies. Como fan total de la tarta de queso, y del queso en general, me tienen muy loco estas minitartas/galletas. Además, puedes dibujarles otras cosas como calaveras para que parezcan malrolleras y te las dejen todas para ti.

2.- Crema de zanahoria. La hice ayer (21(11/2013) y está de muerte. No la comimos y la cenamos en el mismo día por una mera cuestión de decencia, pero estuvo ahí la cosa. Y dando gracias porque llegó a la mesa. Me la hubiese comido toda mientras probaba si estaba bien de sal. ¿Os he dicho alguna vez que las zanahorias no me gustan especialmente? Pues eso.

3.- Baklava de chocolate. "Babead, malditos", parece decirnos. Y encima parece fácil.

4.- Empanadillas de manzana y brie. Para dejar loco a la cuñada.

5.-3.- Bizcocho marmolado. Mirad esa foto e imaginad la cara de la gente cuando hagáis el primer corte. Mola, ¿eh?

6.-Hojaldres de patata y albahaca. Me recuerdan a una pizza de patata que me zampé en Roma y eso mola.

7.-Brownie en cáscara de huevo. Es el típico ejemplo de lo que os digo de la creatividad. Mezcla dos cosas que a priori como que no tienen sentido y... Te quedas con cara de tonto pensando: "¿cómo lo ha hecho?"

8.- Pastel de pan, espinacas y huevo. Cuando hablaba de #pornfoog me refería a esto.

9.- Banmbucker

10.- Pastel de carne en cocotte. Aquí es donde te acuerdas de que odias a toda esa gente que tiene ollas de Le Creuset y tú no ¬¬.


Hay más, pero quería hacer un toptín, no un topquincemil. Todas estas también me gustan: galletas de jengibre (fueron las primeras en incorporarse al recetario de la maison Cocotte y ya hemos pasado la receta a alguna amiga), galletas con rosas, galletas grabadas, enrejados de frambuesa (me gustan las galletas, ¿qué pasa?), pasteles de pera y canela (estos van a ser el postre de la cena de Nochevieja sí o sí), Huevos de mousse de chocolate (para muy golosos y muy fanses del cacao), manzanas enrejadas (una de las recetas más míticas de SandeeA, magdalenas al vapor (para esos pobres que no disponen de horno o lo tienen averiado), crema de marisco, crema de calabaza y curry, ensalada de jamón en cesta (ésta ha caído, pero sin cesta), galletas de queso con tomate,…


*


Llegados a este punto viene lo gordo, claro. ¿Es recomendable? ¿Lo comprarías?

Tengo una tendencia, rayana en la parafilia, hacia la compra de libros de cocina. Pero afortunadamente uno no dispone de ingresos ilimitados -gracias a Dior, diría Mme. Cocotte- y también piensa las cosas algunas veces.

Si el libro fuese un simple refrito de recetas del blog, si más interés, os diría que lo dejaseis en la estantería porque no comprendo que os gastéis dinero en algo que está a vuestra disposición "gratuitamente" (de eso hablamos otro día) en Internet. Salvo casos de fetichismo, claro, que también los hay.

Pero resulta que me parece un buen libro de cocina, muy bien editado (lo he dicho arriba, sí) y muy aparente. Y encima tiene un montón de recetas nuevas que están muy ricas y su precio no llega a los 20€.

Así que volvamos al principio. ¿Es recomendable? Sí, tanto para uno mismo como para regalar. Esta última, es una opción muy a tener en cuenta. ¿Lo comprarías? Sí,aunque preferiría que me lo regalasen porque me gustan los regalos chulos. Soy así. Fácil de contentar (y una porra).

martes, 5 de noviembre de 2013

CALENDARIO DE OTOÑO CON SUS HOJAS Y SUS SETAS.

Llevo mucho tiempo dándole vueltas –en mi mente, claro– al rollo ecológico y al final creo que solo sirve para que nos vendan una cantidad de motos increíble. Supongo que eso me pasa por leer el Eco-Lab de El País. La cosa es que me da la impresión de que hay una gran entente empresario-gubernamental que pretende que sea la gente quien se encargue de salvar el Mundo y, claro, no podemos. Es la versión conspiranoica de “que se encargue la comunidad” de las empresas de desarrollo de software. Lo que sí puedo hacer es ordenar el mío, mi pequeño mundo cercano, quiero decir. ¿Y cómo lograr tamaña hazaña? Pues con una tecnología increíblemente avanzada, a la vez que tremendamente económica, que no está la cosa para dispendios, y sumamente eficaz: actuando como pienso que lo haría mi abuela. Para quedarse loco, lo sé.

Pero es que eso de: “esto lo hacía ya mi abuela” es lo que me viene a la cabeza cada vez que leo/veo algo relacionado con el eso reciclar, el DIY, la reutilización de bolsas de plástico (vivo en una ciudad donde siempre se ha pensado que comprar bolsas de la basura era un despilfarro, aunque sean las adecuadas para basurear), usar las cosas hasta que se gasten… Vamos, lo normal.

Esa era –en parte sólo, porque mi abuela era compleja– la filosofía de aquella señora bajita, con el pelo blanco (gracias por la herencia), y sorda como una tapia (gracias, nuevo) que manejaba con arte una pequeña pensión y se las apañaba para que no faltase nada en su pequeña casa, siempre ordenada y llena de plantas.

El caso es que sí creo en ese ecologismo de Km 0. En lo de ir al campo y volver a casa con la basura (también creo que deberían mandar a galeras a los que ensucian el monte, ojo), en comprar el pan en de ese pueblo por el que pasas, o ese queso elaborado en el pueblo de al lado que descubres un día que has ido de excursión. Además, todos los que valoramos estas cosas estamos obligados a comprar –a pesar de la amable incomprensión de nuestros acompañantes– para que estos pequeños negocios sigan existiendo, claro. [Publicidad no pagada: si vais algún día por Oropesa –que deberíais ir al menos una vez al año– os recomiendo visitar su panadería (C/ Empedrada, 23) y especialmente la quesería artesanal El Buen Pastor (C/ Calzada Real, 43 Tfno: 925 430 217).Son negocios sin Facebook, ni Twitter ni la madre que lo fundó, como deben ser los negocios serios. También os recomiendo visitar el castillo. Y comer en el Parador mirando a Gredos #mundoviejuno. Y hacer una excursión hasta la Ermita de Peñitas, que tiene al lado un parque con unos patos de lo más majos].

Y ahora, ¿cómo plasmo todo este rollo en el blog? Fácil. Casi tanto como lo de la tecnología justiniana (mi abuela materna se llamaba Justina). He hecho un calendario de temporada que os podéis descargar. Y sin darme importancia, oye. De acuerdo que tipográficamente no es la bomba, vale, pero conceptualmente… Conceptualmente es el recopetín.
El calendario de temporada, junto con el menú semanal y la lista de la compra, son los accesorios de cocina más importantes del orbe mundo. Casi tanto como la rasqueta para hacer pan. Nos van a permitir que nuestra comida sea más variada, más rica y más barata. ¿Parezco Ana Mª Herrera? Sí. ¿Tengo más razón que Descartes? También.

Las típicas fresas de diciembre XD
Vale que a todos nos gusta aportar la nota exótica a nuestras vidas –soy el primero que tiene en la lista de cosas pendientes este curry-, pero también tenemos que reconocer que comer sandía en enero, salvo antojo o que sea la última voluntad del condenado a muerte de una peli de esas en las que el Gobernador llama justo cuando le iban a pinchar la inyección letal, es bastante estúpido. Ese producto “hors saison” (estoy pensado en los típicos espárragos peruanos): ¿cuándo fue recolectado? ¿Cuántos miles de Km. ha recorrido hasta llegar al estante del súper? ¿Cuánto le han pagado al productor? ¿A qué sabe? Pues eso.

O dejo que penséis un rato, que para ser una entrada sin receta ya os he metido bastante rollo.

Ah, podéis descargar el PDF de aquí.

Nota: la foto de las fresas la he tomado prestada de Loikos. Y está lleno de cosas chulas.

Edito: me soplaron el otro día (me lo sopló Garbancita, para ser exactos) que los mangos que se cultivan en la Costa Tropical (al sur de Granada) tambíen están en temporada, aunque son bastante difíciles de conseguir porque la mayor parte de la producción -de gran calidad, según parece- se exporta. Por si tenéis la suerte de pillarlos.

viernes, 27 de septiembre de 2013

VOLVER (SALSA DE TOMATE)

Hace demasiado tiempo que no escribo/cuento/comparto nada aquí. Lo sé. Y tengo que pediros disculpas porque los que dedicáis vuestro tiempo a leer esto, sois muy importantes tanto para este blog y como, por supuesto, para mí. En mi descargo, quiero alegar que todo ha tenido sus porqués y que hay razones para que a veces uno no haya estado para nada. Pero tranquilos, no pienso daros la chapa. Una cosa es contar parte de tu vida –más o menos novelada, ya sabéis– y otra muy distinta, aburrir al personal.

Quiero ir contándoos cosas que han ido pasando a lo largo del año: participé en un concurso de postres (sobre eso ya he contado algo, pero hay más), salí en la tele y saldré –o más bien mi receta– en un libro, he viajado este verano y he visitado sitios geniales, he descubierto (menudo descubrimiento, diréis) el farinato... Mucho que contar.

Pero vayamos al grano. Se acaba la cosa. El verano, sí, como en “esa” canción del Dúo Dinámico. ¿Hay algo más deprimente? Aunque me hace gracia. Te traslada a una época en la que la gente iba al cine a ver cómo otros iban de vacaciones y se compartía una Coca-Cola. En realidad, ahora que lo pienso, no es tan distinto de lo que nos está tocando vivir. Ahora en vez de ir al cine vemos callejeros viajeros pero lo de compartir las consumiciones vuelve a la carga. Bueno, la diferencia está en que ahora la banda sonora la ponen Bisbal y Juan Magán. Es duro, lo sé, pero hay que sobreponerse.

Os decía que se acaba el verano pero aún hay tiempo (unos tres días más o menos porque siempre se me echan encima los posts) para disfrutar de los últimos tomates de verdad de la temporada. De los de verdad, sí. De esos que algunos tenemos la suerte de disfrutar porque tenemos padres con huerto.

En realidad, la mayoría de las veces los sufrimos pero nadie lo sabe. Porque lo que no se le dice a esos compañeros de trabajo que miran envidiosos la ensalada que has llevado para comer, es que esas verduras que huelen tan bien, que tienen tan buen color, que les recuerdan a sus veraneos en el pueblo aquel –repleto de zagalas y moscas– de sus padres, forman parte de un cargamento interminable que te han endosado los tuyos. Que en los rústicos y pastoriles huertos de los muy rústicos y pastoriles pueblos, crecen las hortalizas a una velocidad endiablada y en un número imposible de asumir (y mucho menos de digerir) por ningún estómago humano con capacidades alimentarias normales.

Y al menos los tomates son versátiles y admiten mil preparaciones, pero ¿y qué hace uno cuando el fruto de la huerta son kilos y kilos de zanahorias baby? Es dura la vida del hijo del hortelano, creedme.

Ya en serio, es una suerte que alguien cercano tenga un huerto. No tanto porque las verduras te vayan a salir a buen precio (porque supongo que deben salir bastante más caras que las de cultivo intensivo, claro) si no porque tienes acceso a un producto de temporada que ha madurado al sol. Eso se traduce –no hace falta que lo diga pero lo hago– en aroma y sabor. Vamos, que los tomates saben a lo que tienen que saber y no a polietileno expandido marca ACME.

Pues con esos tomates, aunque en el último envío (me temo que el último de la temporada) de père Cocotte también había pimientos verdes con pinta de estar deseando ser fritos y colocados sobre alguna hamburguesa casera y más que rellenables berenjenas, nos hemos hartado este verano de gazpachos, ensaladas, picadillos y salmorejos. Y alguna otra cosa más que ahora se me olvida, seguro.

Pero estamos en otoño, al menos en el calendario, y puede ser una buena idea guardar un poco de verano para más adelante. Nuestra propuesta –la receta la sacó Mme. Cocotte de un libro de cocina italiana– es elaborar una salsa de tomates casera con albahaca. Después la podríais envasar como una conserva y todo eso pero es más sencillo simplemente congelarla. Os aguantará meses perfectamente y podréis usarla en lo más crudo del crudo invierno, mientras miráis desde vuestra ventana a la gente que anda apresurada y abrigada hasta las cejas intentando espantar al frío, para darle color y calor a la vida. Que a veces vienen bien.

Que no se me olviden un par de cosas. La primera, como podréis observar, es que estoy de reformas. He cambiado ligeramente el aspecto del blog y quiero añadir algunos contenidos. Un tabique aquí, un alicatado allá. Nada muy radical, pero que quede bonito. Si tenéis alguna sugerencia, contádmela por email, Twitter, Facebook o como sea.

Lo otro es que he abierto cuenta en instagram (instagram.com/monsieurcocotte) . En realidad ya la tenía pero apenas la usaba. Ahí voy colgando cosas que veo, me pasan, fotos de Valentina y eso. Nada importante, pero si os apetece cotillear... Y ya está. Hasta la próxima, que no se hará tanto de rogar #palabrita

Por supuesto, tenéis la receta en un PDF limpito y sin arrugar aquí.


SALSA DE TOMATE (SALSA FRESCA DI POMODORO #TOMAYA)

Dificultad: si sabes distinguir el extremo con cuchillas de la batidora, puedes hacerlo. ¡Ánimo!

Ingredientes (Sale como medio litro de salsa.):
  • 2 cucharadas de aceite de oliva (virgen extra, claro).
  • 1 cebolla cortada en dados.
  • 1 diente de ajo picado.
  • 1 kg de tomates maduros, pelados, sin pepitas y picados.
  • 6 hojas de albahaca.
  • 1 cucharadita de vinagre (idealmente, balsámico pero yo usé del de Jerez).
  • 1 cucharadita de azúcar.
  • Pimienta negra recién molida.
  • Sal.

Preparación:

1 Calentamos el aceite en una cacerola. Añadimos la cebolla y la dejamos al fuego 3 o 4 minutos, hasta que se ablande y la veamos transparente. Agregamos el ajo, removemos bien y lo dejamos un minuto más.

2 Añadimos, sin parar de remover, el tomate, la albahaca, el vinagre y el azúcar. Lo dejamos 30 minutos a fuego lento, removiendo con el cucharón de madera de vez en cuando para que no se nos pegue. Así nos creeremos un poco mamma italiana.

3 Salpimentamos la salsa y la pasamos a una batidora o a un robot. La batimos hasta que quede suave. La reservamos para cuando nos haga falta. Aguanta en el frigorífico 2 o 3 días, pero es mejor congelarla y utilizarla antes de 3 meses.

Nota: Conviene utilizar tomates maduros en plena temporada. Cuando no se tengan a mano, pueden sustituirse por tomate en conserva. Hacerlo con tomates de plástico invernadero en pleno mes de enero es una tontuna. Las cosas como son.

lunes, 4 de marzo de 2013

CREMA DE CALABAZA CON MASCARPONE


Esta es una de esas recetas que parecen tenerlo todo: su elaboración está tirada (una de las ideas subyacentes de este blog es animar a cocinar en casa, no lo olvidemos), es barata (hace unos días miré el precio de la calabaza y estaba a 1.85 €/Kg), todos los ingredientes son fáciles de encontrar y se utilizan productos de temporada.


No soy muy de evangelizar –no quiero que los amables lectores de M. Cocotte piensen que soy un talibán de la cuchara– pero creo que a veces hay que recordar cosas como la conveniencia de basar la cocina de a diario en los productos de temporada: saben mejor, son más baratos, nos los traen desde más cerca y eso reduce la polución que se genera en su manipulación y en su transporte. Es más ecológico –incidiendo en el sufijo “lógico”– en el sentido en que lo era mi abuela, que devolvía los cascos de las botellas, iba a la compra con su carrito y compraba la fruta sin bandejas de plastiquillo ni otras chorradas. Creo mucho en esa ecología de los pequeños gestos.

Pero no nos desviemos. En cuanto a la crema en sí, me gusta el punto que le da el curry, su textura algo espesa y el sabor del queso (idealmente mascarpone pero se puede usar cualquier queso cremoso que tengamos a mano) al deshacerse en el puré.

En fin, un plato sabroso, sencillo y barato, lo que se está convirtiendo en la marca de la casa.

NOTA: si os interesa el tema eco y queréis saber más, sobre todo acerca de sus contradicciones, os recomiendo el blog de Clemente Álvarez: Ecolaboratorio.

Tenéis la receta en PDF aquí, como siempre.




CREMA DE CALABAZA CON MASCARPONE

Dificultad: lo puedes hacer incluso con las manos congeladas.

Ingredientes (para 6 personas con necesidad de calentarse):
  • 2 cebollas.
  • 2 patatas.
  • 800 g de calabaza, ya pelada y limpia.
  • Curry en polvo.
  • 200 g de queso mascarpone u otro queso cremoso.
  • Perejil fresco.
  • Cebollino.
  • Sal y pimienta.

Preparación:


1 Pelamos y troceamos dos cebollas. Las sofreímos con un par de cucharadas de aceite.

2 Añadimos dos patatas peladas y cortadas en dados y 800 g. de pulpa de calabaza troceada. Condimentamos con curry en polvo a nuestro gusto. Una vez rehogado todo junto, lo cubrimos con dos litros de agua y lo ponemos a cocer a fuego medio durante una media hora.

3 Mientras se va cociendo todo, mezclamos 200 g. de queso mascarpone –u otro queso cremoso que tengamos a mano– con una cucharada de perejil fresco picado y otra de cebollino, también picado muy finamente.

4 Cuando haya pasado la media hora y la verdura esté en su punto, lo pasamos todo por la batidora, salpimentamos la crema obtenida y la servimos en seis cuencos. Sale bastante cantidad.

5 Formamos bolas de queso con dos cucharas y ponemos una en cada cuenco. Servimos la crema caliente.

Esta crema se puede congelar, pero al descongelarla hay que batirla porque se separa parte del caldo. No influye para nada en el sabor ni en la textura.


jueves, 24 de enero de 2013

COCIDO (CASI) CENTENARIO


El pasado 8 de enero, un lector dejó el siguiente comentario en la entrada del cocido: “¿Nos habrán traído los Reyes Magos la prometida receta centenaria de cocido? Muchas gracias por sus recetas y su humor, Monsieur Cocotte”. El caso es que no sé cuándo lo dije, pero recordé haber contado que tengo en casa un libro bastante viejo, que ya me llegó sin cubierta y casi en ruinas.

Se trata de un ejemplar de “MARICHU. La mejor cocinera española o todos los platos del día”, del cocinero y divulgador Ignacio Domènech. Por lo que he averiguado, el libro lo editaron en Barcelona en 1919. Es un libro para amas de casa “bien”. Habla de cómo debe servirse una comida de etiqueta, de cómo se hace y se sirve el té, contiene recetas de auténtico lujo como la langosta a a Norwegienne, o “pilaw” a la turca... Desde luego no va dirigido al ama de casa de alpargata, que apenas sabía leer y compaginaba las tareas de la casa con el trabajo en el campo.

Al transcribir la receta me ha gustado ver que básicamente es el mismo cocido que se puede hacer hoy en nuestras casas, a pesar del tiempo pasado. 1919. En 1919 Aquí reinaba Alfonso XIII y el presidente era (hubo elecciones ese año) don Antonio Maura. Estábamos en plena Guerra del Rif, aunque faltaban dos años aún para el desastre de Annual... Casi no ha llovido desde entonces.

Si os es más cómodo, os la podéis descargar en PDF aquí.

[NOTA: las ilustraciones son las originales del libro, no sé si de Luis Lleó Arnau, que ilustró la portada.]




CÓMO SE HACE UN COCIDO SENCILLO A LA CASTELLANA

El día anterior, por la noche, se ponen en remojo garbanzos de Fuentesaúco o de otra localidad con agua templada algo abundante y unos granos de sal gorda.

Al día siguiente se pone el puchero con litro y medio de agua al fuego. Cuando vaya a romper el hervor, se echan los garbanzos escurridos del aguan en que han estado en remojo, y previamente lavados; a continuación se agrega un hueso de vaca o de jamón, 200 gramos de magro de vaca, un despojo de gallina si se quiere, o un cuarto de gallina, un puerro, una zanahoria, un tronquito pequeñísimo de apio, y al romper el hervor se espuma muy bien; pasada hora y media de cocción se unen tres o más patatas, se le echa sal y se deja cocer suavemente durante hora y media agregándole algo más de agua.

Al mismo tiempo, y en otro puchero, se pone a cocer una cantidad proporcional de repollo o berza, judías verdes, cardillos, judías rojas o blancas. Con la verdura se cuecen 100 gramos de tocino o jamón, un chorizo, longaniza o cualquier otro embutido, o éstos pueden echarse al puchero con la carne. La verdura debe ponerse una hora más tarde que el cocido, excepto si son judías rojas o blancas. Sazónense con sal, y cocerlo con agua suficiente, pero no demasiado abundante.

Esta verdura, momentos antes de servirla, puede saltearse friendo en aceite un ajo, y rehogándola después. Al ser judías blancas secas, se guisan en la forma usual.


MODO DE HACER LA SOPA Y SERVIR EL COCIDO

Media hora antes de servir el almuerzo se pasa el caldo por un colador fino a otra cacerola bien limpia. Al romper a cocer, se echa la sopa de pasta que se quiera. Si son fideos finos, se desmenuzan un poco y se cuecen durante diez minutos. Para cuatro personas, calcularemos este cocido con 100 gramos de fideos o de otra pasta de sopa como suficiente. Téngase en cuenta que la pasta de sopa debe estar bien cocida y que con la cocción aumenta al doble de su volumen. Debe servirse ni muy clara ni muy espesa.

Una vez servida la sopa, se pone le cocido en dos fuentes o platos: en uno los garbanzos, bien enteros y esponjosos, formando pirámide, y sobre éstos se coloca la carne cortada, el hueso de jamón o jamón, los despojos o el cuarto de gallina, y por los costados se colocan las patatas, zanahorias, puerros y nabos. En la otra fuente se coloca la verdura, y sobre ésta el chorizo cortado en pedazos, el tocino, etc. Se sirven las dos fuentes al mismo tiempo.

El cocido es uno de los guisos más exquisitos y populares de España, y siempre resulta un buen plato, aunque a veces tenga muchas alteraciones en los ingredientes en él empleados.




martes, 22 de enero de 2013

Y LLEGÓ EL 2013, COMO QUIEN NO QUIERE LA COSA


Ésta debía ser una entrada post-navideña. Más pegada a la Navidad, quiero decir, pero hasta ahora mismo no me ha dado tiempo a sentarme a escribir con un mínimo de tranquilidad. Supongo que tiene que ver con que esas fechas tan entrañables comenzaron en la maison Cocotte a mediados de diciembre, con la primera prueba de roscón, y terminaron para el ocho de enero con el ritual de guardar el Belén, plegar el árbol y reciclar el papel de los regalos de Sus Majestades.

Venga, reconozco que me quejo de vicio. Ha sido una temporada con mucho trabajo. Desde hace algún tiempo elaboramos galletas, bizcochos, magdalenas y ese tipo de cosas dulces y fácilmente transportables para fuera. Y nuestras galletas de Navidad (amasadas con la ayuda de los duendes de Papá Noel, por supuesto) y los muffins de dos chocolates han sido un éxito. Agotador (para los duendes, por supuesto; nosotros somos más de tomar té junto a la chimenea y esas cosas invernales), pero muy satisfactorio.

Ah, y como novedad este año hemos hecho unas galletas terribles, con el nombre del dueño y todo. ¡Estaban buenísimas!

También, y antes que se desencadenase toda esa locura que comienza con los niños de San Ildefonso cantando el gordo, participé en un concurso de repostería en la Escuela de Idiomas. Quedé segundo de manera totalmente injusta cuando aquello pasó de ser un certamen de postres a serlo de Miss Popularidad, pero bueno. El caso es que me llevé el mejor regalo. Éste (es un rallador de queso de Moulinex, despistaos):


Me hizo mucha gracia porque mi abuelita tenía uno exactamente igual en su pequeña casa de la calle del Trébol. Ahora que releo el párrafo de arriba, veo que casi no se me nota el rencor y la rabia, ¿verdad? Bueno, vale, prometo entrada con fotos y esas cosas.


LA VISITA DE SUS MAJESTADES A LA MAISON COCOTTE

Después pasar la cresta de la ola del galleteo, llegaron los Reyes. Y éste año lo hicieron bien cargados.

En cuanto a lo material, y centrándonos en lo relacionado con la cocina, Sus Majestades dejaron en casa la noche del 5 de enero un ejemplar de Hecho a mano, de Dan lepard y otro de Salvada por los pasteles, de Marian Keyes. Ah, y un magnífico juego de sellos para estampar en las galletas, que aún estoy por estrenar (también habrá entrada, sí).


Mis otras dos adquisiciones de la temporada -La cocina pop de El Comidista, de Mikel López Iturriaga y A comer ya beber, de Guillaume Long- ya las había comprado en día de la presentación del primero en Madrid. Vamos, que en cuanto a libros voy servido.

Sin embargo, es curioso cómo S.S.M.M. se han esmerado este año en sorprenderme con regalos intangibles.

El primero fue recibir un mensaje para pedirme permiso para usa una foto del roscón de Mme. Cocotte para ilustrar una entrada de El Comidista en la que se hablaba de lo malos que son los industriales –me fascina la facilidad con la que nos acostumbramos a la comida de fábrica- y también de que cada vez más gente se lanza a hacerlos en casa. Por supuesto, también se hablaba de comprarlos en los obradores que los elaboran artesanalmente. Eso de tener un pastelero de confianza (como panaderos, carniceros, fruteros, pescaderos...), qué importante es. Y más hoy, con toda esa comida procesada que está tan a mano.

En fin, que me disperso. Evidentemente, me hizo mucha ilusión. Somos muy fans del roscón en la maison Cocotte. De hecho, creo recordar –entre una bruma de harina y aroma de azahar- que este año hemos hecho seis. No todos para zampárnoslos nosotros, por supuesto.

Además, este año lo han hecho por ahí algunos lectores y eso también nos ha gustado, claro. Y cuando digo “por ahí” abarca desde la casa de la cajera del súper, que nos pidió la receta, hasta países lejanos e ignotos (para mí) como Chile o Finlandia. Primer “gracias”.

El segundo regalo intangible vino en forma de número. De número de visitas al blog. Desde que instalé el contador, ese que no muestro, habéis entrado más de 150000 veces a leer las cosas de Monsieur Cocotte. Se me hacen muchas. Como muchos se me hacen los casi 2000 seguidores en Twitter, los casi mil (bueno, faltan algunos) de Facebook y los más de 200 de blogguer. A todos vosotros, a los que comentáis, a los que sois lectores silenciosos, incluso a los que pasáis de largo: muchísimas gracias. Es el segundo.

Y como sois muy buenos (y pacientes) os contaré que las entradas más vistas de la Historia Mundial de M. Cocotte son, por este orden: el hojaldre de verduras, el (muy mítico) pollo al chilindrón y el bacalao a Brás. Y yo haciendo pan y postres. En este mes de diciembre han sido el real roscón de reyes (normal, entre la época y lo de El Comidista...), la sopa gratinada de cebolla (normal, con este frío...) y el recetario navideño. Muchas gracias también por esto último, ya que supuso un currazo importante. Habrá más.

En cuanto a la procedencia de las visitas, la mayoría sois españoles pero me llama la atención la cantidad de gente de Argentina (tengo una entrada pendiente especialmente dedicada a vosotros), E.E.U.U., Alemania, Rumanía, México, Francia, Chile, Colombia, Finlandia... Es un placer, amables lectores. Si queréis manifestaros, tengo un email a vuestra disposición. Y siempre están los comentarios, claro.


¿Y AHORA QUÉ? (PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO)

Pues como todo hijo de vecino, uno tiene sus propósitos de año nuevo. Lo malo es que luego intento llevarlos a cabo y me termino agobiando porque no salen ni la mitad. Pero bueno, supongo que así es la vida: muchos proyectos en la cabeza y poco tiempo (y pocas ganas, a veces) para atacarlos.

Entre las cosas que me gustaría hacer este año, y sólo os cuento las relacionadas con la comida, están todas éstas:
  • hacer más (y mejores) fotos,
  • cocinar más y mejor (y contarlo en el blog, claro),
  • hacer más pan (estoy llevando un diario de panadero y todo),
  • escribir más entradas sobre esas cosas locas que rodean al mundo de la comida,
  • montar un taller de pizzas (aunque sea virtual),
  • hornear de una santa vez una Sachertorte decente,
  • compartir algún otro recetario de la maison Cocotte... Y alguna otra cosa que no pienso hacer pública por si se gafa ;)

¿Y vosotros? ¿Qué retos os habéis marcado para esta temporada?

[NOTA: la ilustración de la Torre Eiffel es de Amy Borrell y podéis comprarla en Hello Poly.]