jueves, 24 de enero de 2013

COCIDO (CASI) CENTENARIO


El pasado 8 de enero, un lector dejó el siguiente comentario en la entrada del cocido: “¿Nos habrán traído los Reyes Magos la prometida receta centenaria de cocido? Muchas gracias por sus recetas y su humor, Monsieur Cocotte”. El caso es que no sé cuándo lo dije, pero recordé haber contado que tengo en casa un libro bastante viejo, que ya me llegó sin cubierta y casi en ruinas.

Se trata de un ejemplar de “MARICHU. La mejor cocinera española o todos los platos del día”, del cocinero y divulgador Ignacio Domènech. Por lo que he averiguado, el libro lo editaron en Barcelona en 1919. Es un libro para amas de casa “bien”. Habla de cómo debe servirse una comida de etiqueta, de cómo se hace y se sirve el té, contiene recetas de auténtico lujo como la langosta a a Norwegienne, o “pilaw” a la turca... Desde luego no va dirigido al ama de casa de alpargata, que apenas sabía leer y compaginaba las tareas de la casa con el trabajo en el campo.

Al transcribir la receta me ha gustado ver que básicamente es el mismo cocido que se puede hacer hoy en nuestras casas, a pesar del tiempo pasado. 1919. En 1919 Aquí reinaba Alfonso XIII y el presidente era (hubo elecciones ese año) don Antonio Maura. Estábamos en plena Guerra del Rif, aunque faltaban dos años aún para el desastre de Annual... Casi no ha llovido desde entonces.

Si os es más cómodo, os la podéis descargar en PDF aquí.

[NOTA: las ilustraciones son las originales del libro, no sé si de Luis Lleó Arnau, que ilustró la portada.]




CÓMO SE HACE UN COCIDO SENCILLO A LA CASTELLANA

El día anterior, por la noche, se ponen en remojo garbanzos de Fuentesaúco o de otra localidad con agua templada algo abundante y unos granos de sal gorda.

Al día siguiente se pone el puchero con litro y medio de agua al fuego. Cuando vaya a romper el hervor, se echan los garbanzos escurridos del aguan en que han estado en remojo, y previamente lavados; a continuación se agrega un hueso de vaca o de jamón, 200 gramos de magro de vaca, un despojo de gallina si se quiere, o un cuarto de gallina, un puerro, una zanahoria, un tronquito pequeñísimo de apio, y al romper el hervor se espuma muy bien; pasada hora y media de cocción se unen tres o más patatas, se le echa sal y se deja cocer suavemente durante hora y media agregándole algo más de agua.

Al mismo tiempo, y en otro puchero, se pone a cocer una cantidad proporcional de repollo o berza, judías verdes, cardillos, judías rojas o blancas. Con la verdura se cuecen 100 gramos de tocino o jamón, un chorizo, longaniza o cualquier otro embutido, o éstos pueden echarse al puchero con la carne. La verdura debe ponerse una hora más tarde que el cocido, excepto si son judías rojas o blancas. Sazónense con sal, y cocerlo con agua suficiente, pero no demasiado abundante.

Esta verdura, momentos antes de servirla, puede saltearse friendo en aceite un ajo, y rehogándola después. Al ser judías blancas secas, se guisan en la forma usual.


MODO DE HACER LA SOPA Y SERVIR EL COCIDO

Media hora antes de servir el almuerzo se pasa el caldo por un colador fino a otra cacerola bien limpia. Al romper a cocer, se echa la sopa de pasta que se quiera. Si son fideos finos, se desmenuzan un poco y se cuecen durante diez minutos. Para cuatro personas, calcularemos este cocido con 100 gramos de fideos o de otra pasta de sopa como suficiente. Téngase en cuenta que la pasta de sopa debe estar bien cocida y que con la cocción aumenta al doble de su volumen. Debe servirse ni muy clara ni muy espesa.

Una vez servida la sopa, se pone le cocido en dos fuentes o platos: en uno los garbanzos, bien enteros y esponjosos, formando pirámide, y sobre éstos se coloca la carne cortada, el hueso de jamón o jamón, los despojos o el cuarto de gallina, y por los costados se colocan las patatas, zanahorias, puerros y nabos. En la otra fuente se coloca la verdura, y sobre ésta el chorizo cortado en pedazos, el tocino, etc. Se sirven las dos fuentes al mismo tiempo.

El cocido es uno de los guisos más exquisitos y populares de España, y siempre resulta un buen plato, aunque a veces tenga muchas alteraciones en los ingredientes en él empleados.




martes, 22 de enero de 2013

Y LLEGÓ EL 2013, COMO QUIEN NO QUIERE LA COSA


Ésta debía ser una entrada post-navideña. Más pegada a la Navidad, quiero decir, pero hasta ahora mismo no me ha dado tiempo a sentarme a escribir con un mínimo de tranquilidad. Supongo que tiene que ver con que esas fechas tan entrañables comenzaron en la maison Cocotte a mediados de diciembre, con la primera prueba de roscón, y terminaron para el ocho de enero con el ritual de guardar el Belén, plegar el árbol y reciclar el papel de los regalos de Sus Majestades.

Venga, reconozco que me quejo de vicio. Ha sido una temporada con mucho trabajo. Desde hace algún tiempo elaboramos galletas, bizcochos, magdalenas y ese tipo de cosas dulces y fácilmente transportables para fuera. Y nuestras galletas de Navidad (amasadas con la ayuda de los duendes de Papá Noel, por supuesto) y los muffins de dos chocolates han sido un éxito. Agotador (para los duendes, por supuesto; nosotros somos más de tomar té junto a la chimenea y esas cosas invernales), pero muy satisfactorio.

Ah, y como novedad este año hemos hecho unas galletas terribles, con el nombre del dueño y todo. ¡Estaban buenísimas!

También, y antes que se desencadenase toda esa locura que comienza con los niños de San Ildefonso cantando el gordo, participé en un concurso de repostería en la Escuela de Idiomas. Quedé segundo de manera totalmente injusta cuando aquello pasó de ser un certamen de postres a serlo de Miss Popularidad, pero bueno. El caso es que me llevé el mejor regalo. Éste (es un rallador de queso de Moulinex, despistaos):


Me hizo mucha gracia porque mi abuelita tenía uno exactamente igual en su pequeña casa de la calle del Trébol. Ahora que releo el párrafo de arriba, veo que casi no se me nota el rencor y la rabia, ¿verdad? Bueno, vale, prometo entrada con fotos y esas cosas.


LA VISITA DE SUS MAJESTADES A LA MAISON COCOTTE

Después pasar la cresta de la ola del galleteo, llegaron los Reyes. Y éste año lo hicieron bien cargados.

En cuanto a lo material, y centrándonos en lo relacionado con la cocina, Sus Majestades dejaron en casa la noche del 5 de enero un ejemplar de Hecho a mano, de Dan lepard y otro de Salvada por los pasteles, de Marian Keyes. Ah, y un magnífico juego de sellos para estampar en las galletas, que aún estoy por estrenar (también habrá entrada, sí).


Mis otras dos adquisiciones de la temporada -La cocina pop de El Comidista, de Mikel López Iturriaga y A comer ya beber, de Guillaume Long- ya las había comprado en día de la presentación del primero en Madrid. Vamos, que en cuanto a libros voy servido.

Sin embargo, es curioso cómo S.S.M.M. se han esmerado este año en sorprenderme con regalos intangibles.

El primero fue recibir un mensaje para pedirme permiso para usa una foto del roscón de Mme. Cocotte para ilustrar una entrada de El Comidista en la que se hablaba de lo malos que son los industriales –me fascina la facilidad con la que nos acostumbramos a la comida de fábrica- y también de que cada vez más gente se lanza a hacerlos en casa. Por supuesto, también se hablaba de comprarlos en los obradores que los elaboran artesanalmente. Eso de tener un pastelero de confianza (como panaderos, carniceros, fruteros, pescaderos...), qué importante es. Y más hoy, con toda esa comida procesada que está tan a mano.

En fin, que me disperso. Evidentemente, me hizo mucha ilusión. Somos muy fans del roscón en la maison Cocotte. De hecho, creo recordar –entre una bruma de harina y aroma de azahar- que este año hemos hecho seis. No todos para zampárnoslos nosotros, por supuesto.

Además, este año lo han hecho por ahí algunos lectores y eso también nos ha gustado, claro. Y cuando digo “por ahí” abarca desde la casa de la cajera del súper, que nos pidió la receta, hasta países lejanos e ignotos (para mí) como Chile o Finlandia. Primer “gracias”.

El segundo regalo intangible vino en forma de número. De número de visitas al blog. Desde que instalé el contador, ese que no muestro, habéis entrado más de 150000 veces a leer las cosas de Monsieur Cocotte. Se me hacen muchas. Como muchos se me hacen los casi 2000 seguidores en Twitter, los casi mil (bueno, faltan algunos) de Facebook y los más de 200 de blogguer. A todos vosotros, a los que comentáis, a los que sois lectores silenciosos, incluso a los que pasáis de largo: muchísimas gracias. Es el segundo.

Y como sois muy buenos (y pacientes) os contaré que las entradas más vistas de la Historia Mundial de M. Cocotte son, por este orden: el hojaldre de verduras, el (muy mítico) pollo al chilindrón y el bacalao a Brás. Y yo haciendo pan y postres. En este mes de diciembre han sido el real roscón de reyes (normal, entre la época y lo de El Comidista...), la sopa gratinada de cebolla (normal, con este frío...) y el recetario navideño. Muchas gracias también por esto último, ya que supuso un currazo importante. Habrá más.

En cuanto a la procedencia de las visitas, la mayoría sois españoles pero me llama la atención la cantidad de gente de Argentina (tengo una entrada pendiente especialmente dedicada a vosotros), E.E.U.U., Alemania, Rumanía, México, Francia, Chile, Colombia, Finlandia... Es un placer, amables lectores. Si queréis manifestaros, tengo un email a vuestra disposición. Y siempre están los comentarios, claro.


¿Y AHORA QUÉ? (PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO)

Pues como todo hijo de vecino, uno tiene sus propósitos de año nuevo. Lo malo es que luego intento llevarlos a cabo y me termino agobiando porque no salen ni la mitad. Pero bueno, supongo que así es la vida: muchos proyectos en la cabeza y poco tiempo (y pocas ganas, a veces) para atacarlos.

Entre las cosas que me gustaría hacer este año, y sólo os cuento las relacionadas con la comida, están todas éstas:
  • hacer más (y mejores) fotos,
  • cocinar más y mejor (y contarlo en el blog, claro),
  • hacer más pan (estoy llevando un diario de panadero y todo),
  • escribir más entradas sobre esas cosas locas que rodean al mundo de la comida,
  • montar un taller de pizzas (aunque sea virtual),
  • hornear de una santa vez una Sachertorte decente,
  • compartir algún otro recetario de la maison Cocotte... Y alguna otra cosa que no pienso hacer pública por si se gafa ;)

¿Y vosotros? ¿Qué retos os habéis marcado para esta temporada?

[NOTA: la ilustración de la Torre Eiffel es de Amy Borrell y podéis comprarla en Hello Poly.]